viernes, 29 de mayo de 2009

2x1


Si repentinamente me abordase un extraterrestre y me preguntase qué es el origami, tras recuperarme del desconcierto y pasmo inicial (no todos los días me encuentro con alienígenas, y menos con uno que tenga inquietudes tan particulares), de seguro que no le mostraría un dragón de muchas escamas o un escarabajo de muchas patas. A mi forma de ver (al fin y al cabo el extraterrestre me está preguntando a mi), lo que define el origami no es lo que se puede llegar a hacer con el papel, sino lo que se puede llegar a hacer con el espectador/plegador. Sin meterme en muchas honduras, de las que yo saldría malparado y el alien aún más confundido, mi punto es que las figuras sencillas sacan lo mejor tanto de la imaginación del creador, como de la del observador y esa es la esencia de la papiroflexia, la que aprendimos de niños, la que plegamos en el metro o la que nos entusiasma en las convenciones de fanáticos plegadores. Yo, casi seguro que a nuestro amigo del espacio exterior le enseñaba la pajarita, que probablemente en su planeta también haya bichos parecidos.

Toda esta apología de las figuras sencillas viene a cuento de introducir un par de ensayitos en esta dirección. Evidentemente, estas figuras de hoy no son nada del otro mundo, pero son suficientemente candorosas para que las pueda aprender un marciano con interés.


Nota técnica: para que no digan que no avisé desde el principio, ambas figuras están hechas con rectángulos kami de proporción 2x1. Además de haber sido creadas casi simultáneamente, las dos nacen de la misma idea: con una parte del rectángulo se hace una bomba de agua (que será la cabeza y las orejas) y con la otra parte del rectángulo se hace el resto del cuerpo.